Resolver a tiempo la transición generacional.
Para coronar el artículo, es un honor y placer poder compartir un caso de éxito, emblemático para nosotros: una pyme familiar de Buenos Aires, integrada por las sociedades CGR S.A. y Resortes GAMFER S.A., fundadas por José H. Fernández, acompañado por sus hijos Marcela y Javier; con quienes inicié este fascinante camino de la consultoría, hace 27 años.
En la época, la empresa, con una pequeña planta de Lomas del Mirador, contaba con menos de 50 integrantes; y ya su dirección, visionaba un desarrollo sostenible basado en la profesionalización de sus colaboradores. Aunque creo, lejos de soñar que se llegaría a sumar una planta propia de 12.000 m2 creada con recursos propios, y con cerca de 280 colaboradores, para aprovisionar y ser reconocidos por las más importantes marcas automotrices, de la agroindustria y de otros rubros metalmecánicos, produciendo cerca de 1600 componentes mayoritariamente parte de conjuntos complejos y de alta tecnología.
Esto nos cuenta hoy José:
“Desde mi visión como iniciador de esta PYME, hace algunos años me puse en la tarea de reconvertir el emprendimiento familiar en una empresa de familia, con la profesionalización que conlleva esta tarea. Para ello cuento con el compromiso formal de mis 2 hijos, de alcanzar este anhelo.
A continuación, espero poder trasladar en estas líneas, cómo estamos encarando esta etapa de transición para ser una empresa de familia.
Como sabemos en una PYME familiar tomamos decisiones y todos realizamos tareas, las cuales se encaran por diferentes miembros de la familia, radicando la gran diferencia con una empresa de familia, en la que se asume el rol que le toca a cada integrante sin superposiciones, entendiendo que la suma individual de espacios organizados conlleva al crecimiento procurado de los negocios.
Resumo algunas premisas definidas en CGR.SA para poder lograrlo:
El paquete accionario está compuesto por los 3 integrantes de la familia o sea mis hijos y yo. Hasta el año 2020 ejercí la presidencia de la sociedad, cuando por consenso unánime, se trasladó la misma a mi hijo, quien ocupaba el cargo de director industrial, quedando yo como director general de la empresa.
Es algo difícil para el iniciador de una Pyme soltar el timón, para lo cual hay que estar preparado emocional y mentalmente a hacerlo, luego de un proceso y tiempo para asumirlo.
En el caso de nuestra empresa, mis hijos tienen una sólida formación, siendo mi hija licenciada en administración de empresas, contadora pública y master coaching; y mi hijo, ingeniero mecánico con especialización en Japón; además de haber trabajado ambos en la empresa desde muy jóvenes, asegurando así su preparación profesional.
En el proceso de transferencia generacional, es importante que quienes transiten esta etapa, tengan un protocolo con pautas que se consensuen entre los miembros, evitando así, el inconvenientes por superposición de roles, lo cual es inevitable durante un primer periodo de tiempo.
Otro pensamiento que recomiendo es incorporar a un consultor externo que acompañe en la tarea de realizar el tránsito hacia esta nueva etapa, con experiencia acreditada en la materia para su tutoría, y realizando la doble tarea de coachear a los integrantes de la empresa y a su vez velar por el cronograma de tiempo que se estableció para llegar al final del ciclo propuesto, teniendo en cuenta la flexibilidad y cintura necesarias para ir forjando acuerdos entre los integrantes involucrados.
Paralelamente en el tiempo, fuimos integrando un sólido equipo de colaboradores en todos los niveles y puestos de la empresa, profesionalmente aptos para asumir el crecimiento con desafíos cada vez mayores.
Tuvimos un camino de idas y vueltas, con frustraciones y éxitos, lo que permitió encontrarnos en estos momentos consolidados a nivel de accionistas y directorio, y de desarrollo organizacional empresario, lo que nos hace pensar que valió la pena haberlo transitado.” José H. Fernández.
Como corolario de lo expresado por José, puedo sumar algunas características que creo que aportaron a la sólida historia de la grupo empresario CGR/GAMFER, desde mi percepción:
– La pasión por lo que hacen sumado a una permanente búsqueda de la excelencia, no desenfocándose aún en momentos difíciles, de la visión que procuran alcanzar.
– La apertura mental permanente para acopiar y adecuar conocimientos y aportes de clientes y colaboradores externos, como un aprendizaje sin fin.
– El ser buena gente, que se transmite hacia dentro y fuera de la organización, lo que fortalece relaciones confiables a largo plazo.
Esto último, acreditado por quien les escribe el artículo, aseverando que los momentos de trabajo compartido, más allá de las miles de horas de debate, acuerdos, y de disfrute memorables, nos llevó a una relación de amistad que valoro como uno de los más grandes tesoros de mi carrera de consultor. Como siempre mi eterno agradecimiento a los Fernández.
Espero que el artículo de 3 partes les haya sido de interés. Cordialmente, Guille.
Por Guillermo Cané, socio fundador de ConsultNet